El
latakia, la latakia, ni en eso nos ponemos de acuerdo, es sin lugar a
dudas el tabaco más controvertido, tan amado como odiado, a pocos deja
indiferente. Es invitado de honor en las mezclas inglesas, y el dueño
de la fiesta en las mezclas llamadas balcánicas. Algunos fumadores
tienen para él una capacidad parecida a la princesa del cuento,
encuentran el “guisante”, incluso donde no lo hay.
Su nombre científico es Nicotiana Persica, es la planta más pequeña
de las plantas del tabaco, y se cultiva principalmente en Siria, Líbano
y Chipre. Muchas leyendas rodean sus orígenes, se cree que el latakia
tal y como lo conocemos surgió por casualidad. Parece ser que tras una
cosecha abundante el excedente fue almacenado por los cultivadores,
colgando las plantas de las vigas de sus casas ahumaron así
involuntariamente el tabaco con sus fogatas. Esta historia enlaza con la
que relaciona el peculiar aroma de este tabaco con el combustible usado
para ahumarla. En esa época y aún hoy en algunos lugares, los
excrementos de los animales son una importante fuente doméstica de
combustible, lo cual no hace descabellado pensar que algún camello pudo
en su día estar involucrado. En la actualidad se emplean hierbas aromáticas
y maderas, ya no es necesario que el camello procese antes las hierbas.
“Sobraine of London” empieza en 1874 la fabricación de una marca de
tabaco que contenía la variedad de latakia llamada “Abu-Rhima”.
Esta mezcla era exclusiva para los Jueces de la Corte de Saint James, el
éxito de la mezcla llevó a la casa “Orlik” a sacar a la venta un
tabaco condimentado con latakia, “El tabaco de los doce jueces”,
forma en la que se conoce a los jueces de la Corte de Saint James. El
descubrimiento del nuevo tabaco en Europa y su aumento en la demanda
forzó a las autoridades Sirias a establecer controles en la producción,
clasificando por categorías el tabaco, de “Abu-Rhima”, la más
alta, a latakia negra y azul, en orden descendente. El cultivo de este
tabaco se extendió pronto a otros lugares del Mediterráneo.
Actualmente
casi todas las casas de tabaco incluyen alguna mezcla con mayor o menor
contenido en latakia, ya sea siria o chipriota. De la página de G.L.
Pease, www.glpease.com, el afamado mezclador de tabacos, hemos
traducido un interesante artículo sobre este polémico tabaco. Puedes
ver la traducción aquí, y el texto original
en inglés aquí.
En la página de G.L. Pease hay mucha más información sobre tabacos y
pipas.
“Diplomacy is entirely a question of the weed. I can always settle a quarrel if I know beforehand whether the plenipotentiary smokes Cavendish, Latakia, or Shag.”
Lord Clarendon (Diplomático inglés,
1800-1870)
Lord Clarendon decía:
Fuentes consultadas:
The Columbia Enciclopedia, Enciclopedia Encarta, Enciclopedia Britannica, www.pipes.org
textos de Toni Pascual y P. Romero en www.pipaclub.com.ar
, www.glpease.com ,...
Durante muchos años el latakia sirio ha sido casi inasequible. Hemos oído
muchos lamentos acerca de la perdida de esta noble hoja, a menudo acompañados
por el sentimiento de que si el latakia sirio estuviese aún disponible, todo
volvería a su lugar en el mundo del tabaco. (Una histeria similar existe en el
mundo del cigarro. La mística de los Habanos es tal, que algunos harían
cualquier cosa para conseguirlos, y exaltan sus virtudes a pesar del hecho de
que hay cigarros extraordinarios hechos en otros lugares, y de que muchos de los
puros cubanos de hoy, francamente, bordean la mediocridad). Pero esta
desilusión no se limita a la señora nicotina. En nuestra búsqueda de la vieja
mezcla de la Arcadia, parece que a menudo perdemos de vista el hecho de que las
cosas del pasado a veces se vuelven mas preciosas una vez que no están
disponibles. (Esta es una de las tragedias del arte; un artista rara vez es
totalmente reconocido, económicamente, o por su talento, hasta que su muerte
nos asegure que no se producirán obras suyas, convirtiendo en impagable lo que
una vez fue apenas aclamado, o en algunos caso, simplemente tomado por extraño.
En nuestro luto colectivo por la ausencia de la sagrada hoja siria, es fácil no
darse cuenta de lo que tenemos. ¿Y la fina hoja de Chipre? Con el latakia sirio
abriéndose camino de nuevo en nuestras pipas, quizás es un buen momento para
examinar el mundo del latakia en general. Mirar más de cerca cada tipo de hoja
nos ofrecerá la oportunidad de tomar una nueva perspectiva de ambas variedades
de esta maravillosa noble hierba ahumada.
Características del Latakia
Aunque el latakia originario de Siria, un ingrediente necesario de muchas
mezclas clásicas de antaño, y la ahora más común hoja de Chipre, compartan
nombre y técnica de curado, estos dos tabacos son entre si muy distintos,
teniendo cada uno cualidades únicas, y muy diferentes personalidades.
El
latakia sirio proviene de las largas y estrechas hojas de la planta conocida
como “shekk-el-bint”. Tras cortarla, la hoja es secada al sol, después se
cuelga en graneros para ser ahumada sobre brasas de hojas y maderas locales,
dando así el característico aroma ahumado y su distintivo sabor. El
"shekk-el-bint" es un tabaco fuerte, poseyendo una generosa dosis de
nicotina, la cual es parcialmente responsable del robusto cuerpo de la fumada.
Después del largo proceso de curado, la hoja es de un color caoba parduzco, con
un aroma picante, terroso, ligeramente penetrante, con reminiscencias de las
fogatas de las acampadas en la playa. Su rotundo sabor es picante y algo fuerte;
quizás podría considerarse agrio, y puede dominar una mezcla si se usa en gran
cantidad, prevaleciendo sobre todos, excepto sobre los virginias más robustos.
En pequeñas cantidades se mezcla delicadamente con su cohorte; en cantidades
grandes se erige en jefe. Fumada directamente, se convierte en una clara
dictadora –una sobrecarga de sensaciones acontecen rápidamente y un gusto
fuerte permanece en la lengua. También puede hacer que la habitación gire para
aquellos no acostumbrados o que no toleren altas dosis de nicotina.
La
prima isleña del latakia sirio del otro lado del Mediterráneo comienza la vida
como una variedad de Smyrna de hoja pequeña, o variedad Izmir. Es un tabaco de
tipo turco, con poca nicotina, y conocido por su delicado sabor dulce y
excelentes características de combustión. La hoja cortada se cura al aire en
cobertizos y luego tratada de una forma similar a la usada en el latakia sirio.
El producto acabado es casi negro, con un aroma más profundo y oscuro que su
colega sirio. En comparación, su sabor es menos picante y su sabor ahumado más
redondeado y menos definido. Su notable dulzura es diferente a la de un virginia
maduro o a la de un aromático, es algo más furtivo, situándose en zonas más
oscuras. Aunque más dócil que la siria en su naturaleza, el latakia de Chipre
puede ser no obstante opaca, ahogando tabacos más delicados si se usa en
cantidades muy grandes. Una sobrecarga de sensaciones similar a las ocasionadas
por la variedad siria puede ocurrir si se fuma directamente, sin los efectos
especiales de Hollywood, aunque el gusto es más efímero.
Cada uno de estos tabacos proporciona un color distinto y único en la paleta
del mezclador, y con la larga ausencia del latakia sirio muchos colores en el
espectro de mezclas de estilo inglés se han echado en falta. Que la línea del
suministro está una vez más abierta es una noticia verdaderamente excitante
para los amantes de estos sofisticados tabacos, al expandir y extender el
abanico de posibilidades para la creación de nuevas mezclas, a la vez que
permitir la oportunidad de quizás revivir algunas de las mezclas clásicas del
pasado.
Mezclando el latakia:
Mezclar es un acto de equilibrio; aunque pueden inventarse las pautas, no hay
ninguna regla fija. La fuerza y profundidad de cada tabaco debe de ser tenida en
cuenta, junto con el resultado que el mezclador está buscando. Los porcentajes
indicados en los párrafos siguientes sirven meramente como un punto práctico
de referencia. Cada fumador tendrá una reacción individual a los varios
componentes de una receta, pero en una mezcla bien ejecutada, cada ingrediente
debería combinar armoniosamente, resultando una mezcla que sea verdaderamente
más que la suma de las partes.
Si el latakia de Chipre puede compararse a un oporto viejo, la siria puede
asemejarse a un jerez seco. Por esta razón, estos dos tabacos deben manejarse
diferentemente al crear una mezcla. Cualquier tipo de latakia puede descubrirse
en una mezcla en las cantidades tan pequeñas como el 3%, o el 5%, su presencia
es inequívoca. Más allá de estas pequeñas cantidades, empieza realmente a
hacerse notar.
Cuando la cantidad de hoja de chipriota en una mezcla se acerca al 10%, sus
profundos y singulares sabores dulces afloran, y su carácter se desarrolla
progresivamente hasta el 40-45%, en cuyo punto el latakia ensombrecerá a casi
cualquier otro tabaco presente en la mezcla, produciéndose una perdida de
matices y complejidad, resultando la fumada una experiencia unidimensional.
Ciertamente hay mezclas que contienen incluso más del 45% de latakia chipriota,
las cuales son disfrutadas por muchos fumadores, aunque más por la “Experiencia
latakiana”, que por su sutileza.
Debido a su dulzura, el latakia sirio se mezcla sin fisuras, en cantidades
moderadas, con virginias, mejorando la complejidad de la mezcla, a la vez que
añade cuerpo y su distintivo sabor ahumado. La combinación de hoja chipriota
con los tabacos orientales es quizás donde el más gran cuidado debe tomarse.
Debido a su delicadeza, los tabacos turcos son dominados fácilmente por los
intensos sabores del latakia. Si poner una pizca es recompensado por una mezcla
de sutileza sublime, un puñado es como poner demasiado picante en la salsa, uno
no olvida la experiencia fácilmente.
Como en el vino, el carácter del latakia sirio empieza a emerger totalmente con
el 10 a 12%, aumentando la fuerza de su “voz” hasta convertirse en dominante
cuando alcanza el 30-35% cuando su acidez puede convertirse en desagradable.
Especial cuidado debe tenerse al mezclarlo con tabacos más delicados para
evitar la saturación, donde los vivos y ácidos sabores de la latakia ocupan
mucha de la atención del fumador, dejando poco sitio a los matices. Una
consideración adicional es el contenido de nicotina; el latakia sirio es un
tabaco fuerte, y demasiado en una mezcla puede crear una fumada de “tumbar de
espaldas”.
El sabor del latakia sirio, aun siendo intenso, es en esto mas transparente que
el del latakia chipriota. Usado con sobriedad, puede agregar nuevas dimensiones
a una mezcla oriental con su sabor ahumado claro y directo. Sin embargo, debe
tenerse cuidado sobre todo al mezclarlo con virginia. En pequeñas cantidades
puede añadir brillo a un virginia oscuro y maduro, pero si se usa demasiado, el
resultado puede ser muy discordante. Como con cualquier especia, errar en el
lado de la mesura, es generalmente la aproximación más sabia.
En resumen.
El latakia es conocido en siria como "Abourihm", el rey del
sabor, y es fácil ver como este sobrenombre fue acuñado. También es fácil
ver que sin equilibrio, el latakia puede volverse un déspota dominador,
encarcelando a cualquier sabor que se atreva a desafiar sus reglas. El
mezclador, actuando como consejero al trono, puede sacar lo mejor que
este monarca reinante puede ofrecer, sugiriendo que su mando sea suave,
equitativo y justo, y no colocándolo a demasiada altura de sus leales súbditos,
los cuales contribuyen cada uno con algo especial al reino.
Recientemente es raro que la comunidad de fumadores de pipas tenga
verdaderamente grandes noticias, sobre todo en lo concerniente al
tabaco. La llegada del latakia sirio a nuestras costas debe de ser
festejada con champán y corte de cintas, aunque no debemos olvidar al
soberano reinante de Chipre. Tanto si preferimos a uno u otro, o mejor aún
si disfrutamos de ambos, cada uno con sus únicas cualidades, ¡levantemos
nuestras pipas a ambos tronos con alegría! ¡Larga vida a los reyes!
G.L. Pease
[Originariamente escribí este artículo para Pipe Friendly Magazine,
donde apareció en el vol. 5, No. 2]
Artículo escrito por Antonio Martín Orozco - CAP Madri